¿Reconstruir o empezar a construir?

Algo se movió que destruyó los cimientos arquitectónicos del plan que teníamos en las manos. Algunos cimientos quedaron inservibles porque su hoy, se fue distanciando del ayer y nos damos cuenta que todo cambia. Pero no cambia el tiempo, pues a este le gusta seguir su paso sin parar. Sin detenerse.

En realidad, los que cambiamos somos nosotros, vamos cambiando la percepción que tenemos del tiempo actual. Aquel momento en el que entendemos que lo que antes nos hacía bien, ahora nos enferma. Que incluso nuestra comida favorita mal digerida, nos da indigestión.

El amor no solo se construye desde el saber dar, sino que también se construye desde el saber recibir. Si solo inhalo me ahogo, pero si inhalo y exhalo estoy creando el flujo perfecto conectando con el amor propio. Sé dar, pero también sé recibir. Porque un solo proceso no se concreta como algo exitoso. Así que es importante saber recibir para uno mismo.

Y es justo ahí el momento en dónde tenemos que tomar la decisión más difícil: reconstruir desde pedazos o empezar a construir. Abandonar o continuar.

Reconstruir requiere fe, fuerza de voluntad e ilusión. Significa volver a empezar, cambiar las condiciones y la actitud. Habrá que analizar los cimientos que se vinieron abajo para mejorarlos. Buscar que corra de nuevo el aire y si es necesario, volver a edificar las ventanas para lograrlo. Construir cimientos más fuertes que no se derrumben con cualquier sacudida y estar conscientes de nuestros errores para no volver a repetirlos.

Todo sirve y nos ayuda a crecer. Incluso del dolor más profundo y de sus lágrimas, nace el cemento más fuerte. Pues sin humedad, es imposible crear uno resistente y duradero.

Reconstruir el pasado es imposible, solo nos queda guardar lo que nos funcionó en su momento y continuar; porque ahora toca construir el futuro.

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