Con valentía

Estas últimas semanas he requerido mucha valentía para caminar hacia adelante. Para despertarme y autoterapearme, para repetirme pensamientos que me funcionen para confiar en el plan del universo, de la vida, de Dios. Sí, simplemente para confiar que existe un plan para cada uno de nosotros. Y mientras me han temblado las rodillas, al mismo tiempo empiezan a suceder las señales, se presentan los mensajes, las llamadas, se materializan los deseos, etcétera.

Entonces me empiezo a dar cuenta, que entre más avanzo de la mano de la confianza y de la valentía, más rápido se manifiestan las peticiones que le hago al universo.

Siempre he seguido mi intuición, es verdad que me tomó un tiempo empezarla a reconocer y a escucharla, pero debo honrar mi trabajo, porque cada vez la puedo sentir con mayor claridad y eso, sin duda, es un ejercicio que hay que estar haciendo constantemente.

Y es que, si nos ponemos a pensar, con tantas noticias que circulan todos los días, con lo que vemos y escuchamos, con la crisis que ocupa los noticieros y llena páginas y páginas en los medios de comunicación, mantenernos motivados u optimistas sería como ir contra corriente. Pero me he dado cuenta que incluso hasta eso lo podemos elegir. Elegir en cada momento qué información nos queremos comer.

Me he dado cuenta que como seres humanos tenemos la capacidad de sobrevolar cualquier tipo de situación, conservando intactos nuestros más íntimos anhelos, pero eso requiere valentía. Valentía para que, frente a todas las crisis, despleguemos nuestro poder interior sin perder ni un ápice de la esencia que nos acompaña. Recordando que delante de los ciclones que de vez en vez nos empiezan a despeinar la estabilidad y la certeza, saldremos con la energía más renovada, con un aprendizaje y con la cara en alto para seguir avanzando. Porque aquí solo queda y toca avanzar y el único camino abierto es hacia adelante.

De esta manera sabremos expandir nuestro ingenio e inteligencia para demostrarnos a nosotros mismos que no solo somos capaces de sobrevivir, sino de vivir en confianza, de la mano de la intuición y siempre con la certeza de que como dice mi gran maestra, Marisa Gallardo: ¨Que lo que viene, conviene¨.

Solo así seremos capaces de vivir sin renunciar a nuestro bienestar, empleando nuestro poder y recordando que la valentía y la ternura no están reñidas.

Y aunque a veces pareciera que, frente a un estado de alerta, los únicos que pueden convivir son la desconfianza y el miedo, los cuáles se presentan en el papel de los duros y los rudos, con corazón frío o de piedra, como lo escribí en una de mis frases, ¨la ternura es la valentía del alma¨. Por eso frente a la crisis alma.

Frente a la incertidumbre, confianza y frente a lo desconocido, valentía, mucha valentía, porque cuando somos valientes las cosas suceden y todo lo que llega con ella, es un regalo.

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