Si fueras libre, ¿qué harías?

La pregunta que te aseguro te dará claridad.

Hace unos días observé varias águilas volando juntas. Algo nuevo para mis ojos. Tengo la imagen fresca en la memoria, recuerdo la impresión que me causó ver sus alas, su mirada, su determinación, su perfección.

Mientras volaban hacían un espectáculo en el aire del cual yo disfruté bastante. Y conforme eso sucedía me pasaron varias ideas por la cabeza. La primera reflexión fue que recordé mi capacidad de asombro, y aunque todos los días veo los milagros que se presentan en mi vida, recuerdo la sensación que experimenté; un impacto parecido al de un niño cuando prueba un helado que no había comido antes o como cuando alguien ve el mar por primera vez. Y ahí; entre calma y temor por la altura del piso cuarenta y cuatro en el que me encontraba en ese momento (quiero confesar que las alturas me provocan vértigo), saqué mi celular y con la espalda pegada a la ventana, comencé a grabar el espectáculo que estaban dando en el balcón.

Durante ese tiempo en el que sucedía, empezaron los cuestionamientos, ¿qué sentirán al volar con tanta determinación, claridad y seguridad? Estaba tan sorprendida de su majestuosidad, su agilidad, su rapidez y de presenciar ese evento que quería entender el mensaje. Ya saben que soy una fanática de darle un significado o una interpretación a todo.

Así que recurrí a mi amado Google y literalmente le pregunté: ¿cuál es el significado del águila? A las milésimas de segundos el buscador desplegó sus resultados y comencé a leerlos. En conclusión, se habla de este animal, como un ser de poder. El águila es el símbolo de la altura y también de la conexión con lo divino por su proximidad con el sol. Pero, ante todo, el tótem del águila, representa el principio de la espiritualidad. Se dice que cuando alguien utiliza sus plumas es con el fin de atraer la conexión espiritual, ya que es un ser que aporta vitalidad, fuerza, pasión, renovación, valentía y nobleza.

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No es casualidad que incluso sea el símbolo representativo de nuestra bandera mexicana, ya que durante la guerra de independencia esta especie fue utilizada como figura de la libertad y justamente eso fue lo que yo sentí mientras las observaba.

En mi columna anterior, titulada, Florecer, hablo acerca de cómo convertirnos en drones para poder mirar la película entera. Hoy también nos podemos convertir en águilas. Ir a lo alto y desde ahí, recordar que podemos reflexionar antes de actuar. Y por alto también puede ser ir a lo más profundo de nuestro corazón y ponerle atención, escucharlo.

Hoy te regalo la valentía del águila, para que vueles, engrandezcas tu visión y con ella expandas tu vida. Solo es cuestión de tener el valor para responder la siguiente pregunta: ¿Si fueras libre, ¿qué harías?

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