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Regreso a clases: Estrés y ansiedad, la pesadilla de todo alumno

Nerviosismo, llanto, irritabilidad y hasta cambios en el apetito, son solo algunas de las formas en la que los alumnos muestran su nerviosismo por el regreso a la escuela y es nuestra labor como padres aprender a afrontarlo.

Regreso a clases: Estrés y ansiedad, la pesadilla de todo alumno
El cúmulo de emociones encontradas que llegan a los alumnos con el regreso a las aulas educativas

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Según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), este lunes 26 de abril, alrededor de 25.5 millones de alumnos regresaron a clases tanto en las escuelas públicas como privadas, y cada uno de ellos sufre en mayor o menor grado la ansiedad y nervio del regreso a clases, el cual es como un nudo en el estómago que crece conforme se acerca el primer día. Son muchas emociones encontradas, que van desde emoción hasta miedo. Es la preocupación por lo desconocido, por los nuevos retos y desafíos que vendrán. También la sensación de volver a la rutina y dejar atrás la libertad de las vacaciones.

Pero ¿qué esconde ese miedo? El no encajar, el no ser suficientemente bueno, miedo a fallar, es la presión por cumplir expectativas, por mantener el ritmo, por demostrar ser capaz. Un torbellino de emociones, de incertidumbre y de expectativas que se mezclan en el corazón de los alumnos.

El problema es que muchas veces los alumnos no saben comunicar ese miedo. En niños pequeños puede manifestarse de diversas formas, desde experimentar nerviosismo, llanto, irritabilidad, cambios en el apetito o problemas para dormir. También lo pueden mostrar mediante una resistencia a separarse de sus padres, manifestando un miedo intenso a la separación o también presentando conductas regresivas, como no tener control de esfínteres o buscar un objeto de apego.

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Por otro lado, en los adolescentes la ansiedad se puede manifestar experimentando preocupaciones intensas sobre su rendimiento académico, relaciones sociales, imagen corporal, entre muchos otros aspectos. Pueden presentar síntomas físicos como dolores de cabeza, de estómago y dificultad para dormir. Además, es común que los adolescentes puedan aislarse, tener cambios de humor e irritabilidad.

Lo importante aquí como adultos, padres o cuidadores según la psicoanalista Adriana Ortiz, es validar sus sentimientos. Hablar con ellos y comunicarles que entendemos lo que sienten y que se vale estar nerviosos. Hay que brindarles apoyo emocional, quizá ir de visita a la escuela para que la conozcan, dejarlos que participen en actividades relacionadas con la organización y compra de útiles y uniformes y ayudarlos a establecer una buena rutina de sueño, comidas y ejercicio para que física y mentalmente se encuentren en óptimas condiciones.

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Brenda Jaet

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