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¡Viva México! La felicidad patria y las consecuencias del exceso

Este 15 de septiembre, ¿vamos a festejar o a ahogarnos en tequila?

Rudy Tercero
Rudy Tercero. Foto: Cortesía.

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Todos sabemos que se acerca el 16 de septiembre y el famoso grito que tradicionalmente se da el 15 en la noche. Para los despistados que igual ni se acuerdan por qué festejamos, la Independencia de México inició el 16 de septiembre de 1810 cuando la madrugada de aquel día Miguel Hidalgo y Costilla realizó el grito de Dolores haciendo un llamado a los mexicanos a luchar por la independencia, y sí, efectivamente a toooodos los mexicanos se nos enchina la piel cuando escuchamos el grito y sentimos que fuimos nosotros los que luchamos aquel día. Comienzan a correr los tequilas, la fiesta, el mariachi, los happenings en los antros, las fiestas temáticas en cada uno de los hoteles de playa del país, en especial los all-inclusive en donde los extranjeros no saben ni qué, pero igual zapatean y se beben ríos de tequila.

Qué bonito suena todo, hasta que de pronto la noche comienza a cambiar, los excesos se empiezan a sentir en la euforia de una celebración que nos une a todos, es una noche especial porque cualquier otra noche todos somos extraños, pero esa noche, todos somos hermanos, todos somos mexicanos y es quizás esa misma sensación de hermandad la que nos hace perder de vista que el exceso de alcohol puede traer consecuencias gravísimas.

Ustedes saben perfectamente que mi contenido no es en contra del alcohol, sino que apela a la conciencia, a saber divertirse.

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Recuerdo una ocasión en la que, a modo de experimento, puse a prueba las famosas pastillas anti cruda para entender mejor sus efectos, y fue un día en un antro en CDMX al que justamente fui a festejar un 15 de septiembre. La decoración, los meseros vestidos de charros, las meseras de adelitas, todo alrededor gritaba ¡vamos a chupar! Yo sabía que podía disfrutar de esa noche pasándome un poco de copas, ya que no iba a tener resaca al otro día, o bueno, al menos eso creía, y lo que me sucedió fue sumamente extraño, algo dentro de mí me estaba dando “permiso”, y no sólo eso, me alentaba a seguir bebiendo a pesar que ya me estaba sintiendo un poco mareado, recuerdo que tuve que luchar contra ese sentimiento, esas ganas de elevar la fiesta a niveles insospechados en donde viven todos los peligros y miedos, sinceramente me costó trabajo contenerme pero lo logré, recordé que lo más peligroso del exceso del alcohol no es la cruda, sino lo que haces mientras estás alcoholizado, sentir que tienes “permiso” de excederte porque no tendrás cruda o porque hoy es una noche de celebración bien mexicana y es de mexicanos ponerse bien borracho, te puede llevar a arrepentirte de esa noche, incluso se fortalece el programa del alcoholímetro esa fecha dada la cantidad de conductores ebrios que se encuentran en las calles poniendo en riesgo su vida y la de muchos otros.

Está bien tener esta cosquilla de festejar con hartas ganas el 15 de septiembre, echarte tu shot cuando dan el grito, cantar “Cielito lindo” y todas las canciones que nos hacen sentir más mexicanos que el mole, pero sin excedernos al punto de olvidar la fiesta o cometer un acto que pueda darle un giro terrible a tu vida.

Con todo mi corazón quiero que festejen, que se la pasen increíble, pero sin pasarse, recuerden cenar bien, beber mucha agua mientras toman alcohol y a mi salud échense un tequilita mientras gritan a todo pulmón: ¡Viva México!

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Rudy Tercero

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