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VIOLENCIA ESTÉTICA : ¿Puede la belleza y los estándares con que se mide ser herramientas de opresión?

La belleza es subjetiva, es aprendida culturalmente y va cambiando según la época. Lo que se consideraba bello y atractivo en los años 50 no se considera así hoy.

Violencia estética
Violencia estética. Foto: Pexels.

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Como sociedad tenemos cierto sistema de valores con el cual regimos no sólo nuestro comportamiento, sino también lo que nos parece estético y lo que no. Por ejemplo, en Japón y Corea, lo que más les importa es una piel muy blanca, tersa y sin manchas. Mientras que en América tenemos una obsesión por broncearnos que hasta acudimos a camas de bronceado y salones en donde te pintan el cuerpo.

Se llama violencia porque sometemos a nuestro cuerpo a torturas para encajar en ese ideal, como podrían haber sido las geishas que metían sus pies en zapatos pequeños porque eso era lo bonito, o los corsets del siglo pasado en donde las mujeres se desmayaban, hasta el tatuaje de labios y ojos, o aumento de glúteos y labios para parecer una integrante de la familia Kardashian. “Hay obsesiones que han convertido la belleza en un veneno”, dice la Dra. Marimar Álvarez en su libro: Tu cuerpo es perfecto, en donde explica cómo mientras más sube la cifra de cirugías plásticas mundial, sube de igual forma el índice de insatisfacción de la imagen corporal. ¡Que contradicción! Tantas nuevas tecnologías y métodos médicos de cirugía plástica en vez de curarnos la obsesión de perfección la alimentan aún más.

La Dra. Marimar habla en su libro cómo antes nos comparábamos físicamente con las amigas de la escuela o los conocidos, pero ahora nos comparamos con millones de mujeres en todo el mundo gracias a las redes sociales que nos han hecho víctimas perfectas de las trampas de la tecnología ya que nos comparamos contra mujeres casi perfectas que muestran lo mejor de sus vidas, con imágenes perfectamente curadas con filtros en donde no nada más son bellas, sino tienen vida profesional, social, familiar, son filántropas, pero atletas, pero perfectas amas de casa, esposas, etc., y claro, la insatisfacción sube pues es imposible llegar a eso, no nada más físicamente, sino de ninguna forma posible.

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Este es el nuevo fenómeno del siglo, y trae consigo dismorfia corporal, insatisfacción personal y depresión. Y mi querido lector, temo decirte que es una agresión que no se presenta únicamente en mujeres, aunque el número es mayor, pero los hombres también lo padecen.

En entrevista con el Dr. Alan Vega, cirujano plástico, me comentaba que en los últimos años su consulta en hombres ha aumentado más del 30%, siendo la liposucción la más frecuente, seguida por la rinoplastia, cirugía realizada para modificar la forma o tamaño de la nariz, después el aumento de músculo, es decir: implante de pectorales, para mayor definición, la blefaroplastia, que se utiliza para eliminar el exceso de piel en los párpados y finalmente la cirugía de trasplante de cabello.

La presión social para cumplir con ciertos ideales de belleza puede llevar a las personas a experimentar ansiedad, baja autoestima o discriminación. Para no sufrir violencia estética es importante autoaceptarnos trabajando en el amor propio, aceptarnos físicamente tal y como somos, agradeciendo y valorando el cuerpo que tenemos, sabiendo que somos únicos. Debemos comprender que los ideales de belleza son construcciones culturales y temporales, no son definitivos. Hay que hacer un recorte crítico de lo que consumimos, no sólo en comida, sino lo que vemos y escuchamos. Cualquier contenido que celebre o promueva estándares inalcanzables de belleza o que te haga sentir mal, debes dejar de verlos, evitarlos y bloquearlos. Lo más importante es enfocarte en sentirte bien y saludable contigo mismo. La salud emocional es más importante que cualquier estándar de belleza.

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Brenda Jaet

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