Panorama Web Mx > panorama social

BRILLAR SIN COMPETIR: BELLEZA, SEGURIDAD Y DINÁMICAS EN LAS BODAS

Desde siempre las bodas han sido eventos cargados de tradición, simbolismo y… presión social.Hay muchas expectativas alrededor de este día, una de ellas es que “nadie debe opacar a la novia”. Aquí exploraremos si es que ese concepto es válido o no.

BRILLAR SIN COMPETIR: BELLEZA, SEGURIDAD Y DINÁMICAS EN LAS BODAS
Angélica Rivera y Sofía Castro en su boda

Compartir este artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email

¿Es posible opacar a la novia el día de su boda? Con la reciente boda de Sofía Castro mucho se dijo sobre las especulaciones de que si su mamá Angélica Rivera, o sus hermanas la habían opacado con sus looks, pues lucían espectaculares. Pero esta no es una narrativa que surge sólo en la farándula querido lector, es un tema recurrente alrededor de las bodas si es que la mamá de la novia o novio le pone mucho esmero a su imagen, o si es que alguna invitada se atreve a llevar un gran vestido, surge este gran miedo de que se opaque a la novia.

El año pasado tuve la fortuna de casar a dos de mis tres hijas, quisiera decirte que lo último que pasa por la mente de la madre de una novia es querer opacar a su hija. Una madre quiere que su hija luzca y brille, y las novias tienen una luz propia indiscutible. Por otro lado, las mamás tanto de la novia como del novio también están celebrando, así como las familias, ¡por lo que ese brillo se comparte! Se quiere vivir un momento especial y diferente y lo primero es vestirse para ello.

La novia: El centro innegable de atención

En cualquier boda, la novia ocupa un lugar central y especial. No se debe únicamente a su vestido, maquillaje y peinado, sino a lo que simboliza: es el motivo de la celebración, el corazón del evento, y su presencia está rodeada de una energía y emoción únicas. Ella no solo representa la unión que se celebra ese día, sino también las esperanzas, los sueños y el amor que guía a todos los presentes. Por mucho que otras personas en el evento quieran o puedan destacar en el evento por su apariencia, ninguna de ellas tiene el mismo significado y relevancia. La novia es quien camina al altar, quien comparte votos con su pareja, y quien lleva el protagonismo emocional del día. En este sentido, nadie puede competir con la importancia de su papel, independientemente de cómo luzca.

Publicidad

Es común escuchar historias de invitadas, a menudo mamás o hermanas de la novia, que se visten espectacular y reciben críticas por supuestamente intentar competir con la novia. Críticas basadas en la idea de que la belleza de una persona puede “apagar” la de otra, pero esta perspectiva subestima un punto crucial: la seguridad y autoconfianza de la novia.

Una novia segura de sí misma no teme que alguien le “robe su momento”. Entiende que cada uno tiene derecho a brillar a su manera, y que el día de su boda no se trata de una competencia de belleza, sino de celebrar el amor. Además, una invitada bien vestida, lejos de ser una amenaza, es una atención para con los anfitriones pues enseña el cuidado e importancia que pusieron para ir a su evento y lo enriquece.

La mamá de la novia: Un ejemplo, no un rival

En particular, las mamás de las novias suelen estar bajo el escrutinio de la sociedad cuando se trata de su apariencia. Una mamá que luce espectacular puede ser objeto de comentarios que insinúan que intenta competir con su hija. Esta narrativa, además de ser injusta, ignora el hecho de que las mamás que se cuidan y se ven bien son, en realidad, un ejemplo a seguir.

Publicidad

El cuidado personal refleja una buena relación con uno mismo. Cuando una mujer se ve bien por fuera, suele ser el reflejo de su bienestar interior. Esto no debería ser criticado, más bien, admirado.

Miedo social a ser opacada

El miedo a que alguien opaque a la novia tiene raíces en una cultura que enfrenta a las mujeres entre sí. Alimentado por la idea de que la belleza es un recurso limitado, algo que se puede “robar” de una mujer a otra. Una creencia totalmente perjudicial. La belleza no es un juego de suma cero. Que alguien se vea bien no disminuye el atractivo de otra persona.

En lugar de criticar a las mujeres que se ven bien en general, no solo en las bodas, deberíamos cambiar el enfoque hacia la celebración de la belleza y el estilo de cada una. Cada invitada, cada mamá, cada hermana o amiga contribuye al esplendor del evento con su presencia. La diversidad de estilos y personalidades enriquece la atmósfera y la enaltece.

La idea de que la mamá o hermana esté compitiendo con la novia es una idea que hay que derrocar. Esas mujeres suelen ser las mayores aliadas de la novia, apoyándola emocionalmente y contribuyendo al éxito de ese día y de su vida. El verlas como rivales en lugar de aliadas perpetúa una visión limitada y conflictiva de las relaciones entre mujeres.

Temas relacionados

author

Brenda Jaet

Publicidad

Más noticias de Columna