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VIDA LENTA | Drill, baby, drill”: México y Trump 2.0

La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París debilita los esfuerzos globales para frenar el cambio climático, en cambio, México marca una tendencia en priorizar la transición energética

Ariadna Fuentes. Fotos: Cortesía.
Ariadna Fuentes. Fotos: Cortesía.

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Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el panorama global ha cambiado radicalmente, especialmente en términos de política climática y energética. Su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, promover agresivamente la extracción de combustibles fósiles bajo el lema “drill, baby, drill” e incluso proponer la compra de Groenlandia para explotar sus recursos petroleros son señales claras de una agenda que prioriza el extractivismo sobre la sostenibilidad.

En contraste, en México, Claudia Sheinbaum ha marcado una clara diferencia al priorizar la transición energética en los primeros 100 días de su gobierno. Este enfoque refuerza el compromiso del país con la sostenibilidad y se distancia de las políticas de la administración de Trump. Esta divergencia en visiones complica aún más una relación bilateral que ya enfrenta fricciones por temas como la migración, la inseguridad y el comercio.

La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París debilita los esfuerzos globales para frenar el cambio climático, una amenaza que afecta desproporcionadamente a países como México. Fenómenos como huracanes, sequías y la disminución de recursos hídricos están vinculados al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, Trump busca desmantelar las regulaciones ambientales federales e intimidar a estados y empresas que promueven la transición hacia energías limpias, utilizando estrategias legales para frenar alianzas climáticas y proyectos de reducción de emisiones. Este contexto podría desalentar la inversión en energías renovables en México, un sector clave para diversificar nuestra economía y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

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Por otro lado, la propuesta de Trump de comprar Groenlandia, aunque rechazada, envía un mensaje claro: la prioridad de su gobierno es expandir las fronteras del extractivismo. Este enfoque pone en riesgo áreas ambientalmente sensibles y podría marcar un precedente para explotar otros territorios vulnerables. México, con sus vastos recursos naturales, podría enfrentar presiones similares, especialmente si el gobierno de Trump opta por estrategias comerciales que prioricen la extracción de petróleo y gas sobre acuerdos internacionales de protección ambiental. Esto podría complicar nuestras propias metas climáticas y generar tensiones diplomáticas.

El énfasis de Trump en la extracción masiva de combustibles fósiles y la producción energética tiene implicaciones profundas para la relación bilateral con México. Sectores como el automotriz, que depende en gran medida de las exportaciones hacia Estados Unidos, podrían enfrentarse a nuevos retos para cumplir con estándares que prioricen costos y desregulación en lugar de sostenibilidad. Además, los intentos de Trump de obstaculizar iniciativas estatales o privadas en favor de la transición energética podrían afectar inversiones clave en nuestro país, especialmente en proyectos de infraestructura verde o tecnologías limpias.

Ante este panorama, México tiene la oportunidad de convertirse en un líder regional y global en temas climáticos. Es crucial fortalecer políticas internas que prioricen el desarrollo de energías renovables, diversificar alianzas estratégicas con Europa, Asia y otras regiones comprometidas con la sostenibilidad, y apostar por la innovación tecnológica para posicionarnos como un actor clave en la transición energética global.

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es un llamado de atención para México. Nos enfrentamos a un contexto global que exige liderazgo, resiliencia y visión de largo plazo. Aunque los retos son enormes, también lo son las oportunidades para construir un futuro más justo, limpio y sostenible. La clave estará en actuar con decisión y fomentar la cooperación internacional, demostrando que es posible avanzar hacia un modelo de desarrollo que priorice el bienestar humano y el cuidado del planeta.

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Ariadna Fuentes

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