Emily in Paris: 5 enseñanzas que nos dejó en tres temporadas

Emily in Paris nos enseña sobre amor, relaciones, parejas y moda en una sola serie.

Emily in Paris, temporada 4. Foto: Emily in Paris
Emily in Paris, temporada 4. Foto: Emily in Paris

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Con el estreno de la primera parte de la cuarta temporada de Emily in Paris este 15 de agosto, no podíamos dejar pasar algunas enseñanzas que nos dejó en las temporadas pasadas, pues más que un mero entretenimiento, la serie de Netflix nos enseñó de moda, amor y trabajo. Por supuesto, una de estasenseñanzas es la resiliencia, que según el diccionario significa “la capacidad para enfrentar retos difíciles”. ¿O acaso hay algo más resiliente que mudarte a un país, sin hablar el idioma nativo, luego de que tu novio te dejo y sin tener amigos a los cuales acudir?

Para este punto, seguramente ya sabrán la premisa de Emily in Paris: una joven mujer de Chicago que se muda a París para trabajar luego de que su jefa no pudiera hacerlo por un embarazo inesperado. Emily no habla francés, no tiene amigos y tampoco una red de apoyo a la cual acudir en aquel país, pero, aun así, se lanza a lo desconocido para vivir una aventura.

Eventualmente, y con cada capítulo, surgirán nuevos retos que harán quedar a los primeros en un segundo plano, pues tendrá que enfrentarse a una jefa afilada, compañeros un tanto groseros y el choque cultural qué, inevitablemente, tiene con todo París. Al final, nada le sale mal, por muy curioso que parezca hasta para una serie, y termina teniendo tantas buenas ideas que a más de uno le darán ganas de trabajar en una agencia de mercadotecnia a como de lugar.

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Para terminar el resumen, probablemente la primera enseñanza que nos deja Emily in Paris es que no hay edad para tener nuevas experiencias: cuando Emily se muda a París tiene 29 años, por no mencionar a las otras grandes mujeres que también se realizan a pesar de su edad, como su jefa en Chicago Madeline, que teniendo poco más de 40 años se convierte en madre y jefa de una compañía; o Sylvie, que además de demostrar que las mujeres mayores pueden tener grandes amores, creo su propia empresa luego de mucho tiempo trabajando para otros.

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¿Qué enseñanzas nos deja Emily in Paris?

Otra gran enseñanza, aunque no dada directamente por Emily, la demuestra Mindy, cuando decide comenzar a cantar en un pequeño bar, tras reencontrarse con sus amigas de la infancia y enfrentar su miedo al ridículo. Con ello, nos enseña que debemos enfrentar nuestros miedos, superar los traumas y creer en nuestros talentos, sin importar cuáles sean.

En temas de relaciones, probablemente la mejor enseñanza es aquella que no se ve, ya que Gabriel y Camille poco hablan de sus problemas íntimos en cualquiera de las tres temporadas, pues mientras Gabriel le oculta a su novia la creciente atracción que siente cada día por Emily, Camille decide tener una aventura con Sofía, una artista italiana, a espaldas de su novio, en lugar de enfrentarse ambos a lo que estaba ocurriendo y manejar el cambio en su relación con amor y comunicación.

Sobre cuestiones laborales, algo que repiten demasiado en la serie, y que Emily siempre pasa por alto, es que hay que separar el trabajo de la vida cotidiana. Y si bien esto en la serie eventualmente se torna un poco acometedor, es bueno tenerlo presente en nuestra vida, ¿cuántas veces no hemos trabajado aun estando fuera de nuestras horas laborales?, ¿cuántas cosas no hemos compaginado con el trabajo por no recordar que hay que separarse?

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En fin, sin duda, una de las cuestiones que más espero ver desarrolladas durante esta temporada es la revalorización de Julien en el trabajo, pues se ha visto y sentido opacado por Emily a partir de la segunda temporada en ese ámbito, y aunque se lo comentó a Sylvie para que pusiera límites y se le permitiera a Julien abordar sus propias ideas, no se ha resuelto a hablar con Emily de forma clara para poner límites en cuanto a su relación laboral.

Por último, pero no menos importante, Emily in Paris nos enseñó a cómo debemos usar la ropa. Más allá de grandes combinaciones y outfits icónicos que nos han dejado en pantalla, la verdadera enseñanza estilística de Emily radica en que uses lo que te gusta, exactamente como te gusta. Desde el día uno, Emily se vistió tal y como quería, sin importar cómo la miraban o que le decía. Eventualmente, claro, comenzó a refinar su armario en la calidad de los eventos a los que asistía o aquello que debía representar, pero la comodidad no la dejó a un lado y siguió vistiendo con su esencia única.

Así, sin importar que la cuarta temporada tal vez sea la última, las enseñanzas de Emily in Paris nos acompañarán por un buen tiempo y nos mantendrán en un hilo hasta que podamos ver todos los desenlaces que quedaron pendientes para esta edición.

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Aura Pérez

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