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Me lo contó un pajarito

¿Cómo se administra la libertad? Hay cosas que buscas y otras que te encuentran.

Paola Albarrán
Paola Albarrán. Foto: Cortesía

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Hay cosas que buscas y otras que te encuentran. Ella se quedó con esto de la cabeza antes de dormir.

Y mientras estaba acostada cerrando el día, pensaba, todavía despierta con los ojos cerrados. Somos unos caminantes de este planeta tratando de ir a donde sea para conseguir lo que pensamos que necesitamos. Vamos y venimos intentando conseguir cosas. Buscadores de tesoros diarios. Y entonces, la vida es lo que sucede. Mientras buscas, te encuentran.

Es caminar como equilibrista en un cable de seguridad y una barra, sosteniéndola con las dos manos para estar en constante equilibrio entre ¿qué está bien, y ¿qué te hace sentir bien? El ser y el deber ser. Lo que eres y lo que dejas de ser. Dualidad. Coexistencia. Emoción, razón. Todo en un caminar frágil e inestable. Peligroso y desconocido. Sabes caminar, pero cuando es a cien metros de altura sobre un cable, caminar se olvida. Se trata de avanzar, sin morir.

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Finalmente se quedó dormida en la cama blanca que tanto le gustaba. Que dejó de ser impecable hacía meses. Su perro compartía con ella la misma cama. Más de la mitad de la cama cada noche, estaba perdida. Le quitaba espacio a cambio de compañía.

Las dos solas, compañeras de la casa de cristal. Grande, sola, silenciosa. Cuando comenzaron a escuchar ruidos poco convencionales. Entre sueños al despertar sin prisa un sábado en la mañana, escuchaban ruidos bajitos, constantes… Ninguna de las dos se movió de la cama, pero si levantaron cabeza entendiendo que era ese sonido.

El sonido se acercó más, y entonces a través de la rendija de la puerta, pudo ver a un pajarito sin poder salir. Volaba y volaba, y se estrellaba una y otra vez con el cristal.

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Tiene alas pero no tiene vuelo. Tiene un universo afuera que lo puede ver pero no sentir. Esá un cristal que separa realidades ¿Por dónde empieza la libertad? ¿Para qué queremos ser libres si no sabes a donde ir? ¿Cómo vuelas siendo libre? ¿A dónde vas?

¿Cómo se administra la libertad cuando la tienes? ¿Qué es la libertad si nunca supimos qué hacer con un plan b?¿Para qué sirve ser? ¿Cómo puedes ser?¿Dónde cabe ser?

Puedes volar, pero no puedes salir. Puedes volar y transformar, y al hacerlo haces ruido. Y al intentar el aleteo hace ruido. Y al mismo tiempo te cansa, sin avanzar.

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Son intentos fallidos los que hacen que te estampes con el vidrio. Como si acceder a la libertad fuera tan sencillo. Son golpes secos para decir ¡no pasas! Por aquí no. Aunque de manera inocente y clara. Se ve un jardín del otro lado del cristal.

El pajarito vuela. Se estrella. Hace ruido. Descansa. Como un ciclo. Una vez más. Pero no deja de intentar.

Las alas no sirven si no tienes inteligencia. Alas sólo te elevan pero no te dan estrategia. Las alas no te llevan a la libertad, te lleva a tu mente. Tu capacidad de ver diferente lo que debería por obviedad funcionar, pero no funciona. Sólo funciona tu tenacidad de no dejar de intentar.

Después de muchos no, la puerta, que siempre estuvo abierta de par en par, fue posibilidad para poder escapar de la casa de cristal, que protege y encierra. Que ama y que atrapa. Que es refugio y es prisión. Que coexiste y contrasta lo verde del pasto con el azul de cielo que la enmarca.

La libertad viene de saber acomodar el acertijo.

De tener en el radar que el plan b siempre será posibilidad y que para llegar y permanecer en él. Puede que te tengas que estrellar unas cuantas veces en el cristal para entonces descubrir la salida, usar tus alas. Y volar.

Hay cosas buenas que buscas… y otras te encuentran. Pues sin salir de su cama, apenas despertó, tuvo una preciosa lección, que le enseñó un pajarito.

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Paola Albarrán

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